
El Turco Mohamed volvió a club para llevarlo de nuevo a la cima de América y festeja su primer título con toda la emoción. "Cuando llegamos dijimos que había que ganar un título, y lo logramos. Espero que ahora se nos reconozca más", dijo el DT.
Las lágrimas en los ojos del Turco lo decían todo. La dedicatoria para su hijo fallecido, la mirada al cielo y las ganas de abrazarse con cada uno de los hinchas que en el Libertadores de América coreaban su nombre pintaban el panorama de una noche como las de entonces. Independiente volvió a ganar una Copa luego de 16 años y Avellaneda está de fiesta. “Ojalá que esta fiesta no se termine nunca. Es una alegría enorme y uno quiere festejar para siempre”, dijo Mohamed en el medio de los festejos. El Turco ya se ganó un lugar en la galería de ídolos de Independiente. Tomó al equipo en una situación comprometida y le cambió la cara. “Cuando llegamos dijimos que teníamos que ganar una copa. Lo hicimos y ojalá que ahora podamos ser más reconocidos”, contó.
El título no fue sencillo. Lo ganó con guapeza y sufriendo, pero para el Turco ese es un mérito doble. “Creo que fuimos justos ganadores. Nos quedamos sin piernas en el final pero supimos reponernos del empate, hicimos tres goles y después aguantamos hasta el final. Además eliminamos a los mejores equipos, somos justos campeones”, tiró. Para el técnico no es un día más en su carrera. Por primera vez logró un título internacional en su carrera y no es poca cosa. “Estamos muy cómodos acá, les agradecemos el apoyo a la gente pero también quiero dedicarle este título a la gente de Huracán y Colón que siempre me brindan su apoyo incondicional”, cerró.
El Rojo está de vuelta.
Después de ganar 3-1 y de sufrir en el alargue, Independiente gritó campeón en los penales: metió los cinco y el del título lo pateó el capitán Tuzzio. El Libertadores de América fue una fiesta con este título internacional tras 15 años. De yapa, dejó sin chances a Racing de ir a la Libertadores. Salud, campeón.
¿Quién se hubiera imaginado esto? Las lágrimas de Mohamed, la corrida de Tuzzio a patear el quinto penal, los nervios de Silvera desde afuera, el Libertadores de América al palo. Fiesta, color, fuegos artificiales. En ese mismo estadio donde hace poco se sufría por los resultados, de repente todo fue color de Rojo por otra Copa. por la Sudamericana que abre puertas, que clasificó al equipo para la Libertadores 2011, que de yapa dejó sin chances de clasificar a la Academia.
Fue fiesta total. pero antes de eso hubo sufrimiento, y mucho, en un partido hecho para transpirar desde afuera. Parecía pan comido con el 3-1 en el primer tiempo, pero se hizo difícil en el segundo y el alargue fue un parto porque Goiás buscó y buscó. Llegaron los penales y hubo ovación para Hilario, que había aparecido en momentos complicados del partido. Pero esta vez no se necesitó del arquero porque hubo un tiro penal del rival en el palo y el Rojo tuvo 100% de efectividad en los penales. El quinto le tocó a Tuzzio quien caminó con tranquilidad y le dio bárbaro. Y todos a correrlo, a abrazarlo, para esas imágenes que quedarán en la historia.
El Rojo está de vuelta. este Rojo que tuvo a Garnero, a Pavoni en un partido y que le dio la bienvenida al Turco Mohamed para dar vuelta la historia contra Defensor de Montevideo. Decía el técnico, convencido, la semana pasada, que iban a ser campeones, que lo iban a remontar. Y fue así. Costó, y mucho. Pero de la mano de Mohamed, con los goles de Parra (genialidad el 3-1), llegó el milagro y una Copa internacional después de 15 años.
Lágrimas de Mohamed con su familia. De Tuzzio, de varios jugadores. La vuelta olímpica, los jugadores trepados a los arcos. Emoción en las tribunas, llantos de alegría. Es que el Rojo está de vuelta.