No hago compras por Internet. Básicamente, porque no tengo la paciencia suficiente como para pedir un kit de medias en invierno y que me llegue en verano. Sin embargo, el simple hecho de que me digan que no puedo hacerlo me genera ganas de meterme en Aliexpress y agregar al carrito hasta un submarino nuclear ruso usado durante la Guerra Fría.
Claro que preferiría comprar un submarino argentino, pero, como tantas otras cosas, dudo que pueda hacerlo porque o no se elaboran acá o están fabricados con cartón recubierto por papel metalizado o cuestan 2.580 millones de pesos (suponiendo que eso sea un precio irrisorio para un submarino porque la verdad no estoy al tanto de su cotización).
Históricamente hubo miles de intentos de favorecer la Industria Nacional con las medidas más delirantes que podamos imaginarnos y, hasta el momento, la más efectiva fue la de atornillar complementos importados y ponerles una etiqueta de “producto ensamblado en Tierra del Fuego”.
Entonces, no. No me quejo porque no puedo comprar lapiceras chinas infrarrojas que escriben con tinta invisible y te lavan la ropa por U$S 0,70+IVA. Me quejo de que se usen argumentos indefendibles para no admitir problemas propios y, por consiguiente, seguir postergando la solución a dichos problemas.
Si gobernás desde hace más de una década y la principal amenaza a todo tu aparato industrial es un sitio japonés de venta online, evidentemente algo mal estás haciendo. Sí, ya sé, “pero en el 2001 estábamos peor”. Bueno, déjenme que les rompa la ilusión, pero el hecho de que Hitler haya matado a 20 millones de personas y Videla a 30 mil, no hace que el segundo pueda ser considerado por el Vaticano para el proceso de canonización. Sí, lo pongo en términos de Derechos Humanos así les queda claro. De la misma manera, que Menem y De La Rúa hayan tenido gobiernos nefastos no hace que los funcionarios actuales sean estadistas condecorados.
¿Querés que la gente prefiera comprar bombachas en Once y no en Ebay? Fácil, dejá de invertir en rutas que terminan en el medio de la nada, en la impresión de estampillas demagógicas y de financiar la colección vinícola de Lázaro Baez, y destiná esos fondos a los productores nacionales para que puedan, al menos, considerar competir contra los gigantes del Imperio.
¿Querés que el país siga creciendo? Dejá que la gente le compre libros hasta al revendedor de una feria americana nigeriana si así lo desea. Es un secreto a voces, pero la gente instruida, educada y culta tiene amplias chances de poder mejorar la sociedad, y en consecuencia, el país. Además, es demasiado incoherente estar debatiendo la adquisición de libros bajo la conducción de un gobierno que afirma estar luchando victoriosamente para ganar la “batalla cultural”.
“Los obreros que se levantan a las 5 de la mañana para ir a laburar por $5,50 la hora no tienen el privilegio de tener una tarjeta de crédito para comprar Ipods por Internet”, afirman los fervientes defensores pseudoprogres del oficialismo. Bueno, no sé ustedes, pero yo creo que después de 10 años de un gobierno que, según su apreciación “hizo todo bien”, deberíamos estar viviendo en un país en el que no existan los “obreros que se levantan a las 5 de la mañana para ir a laburar por $5,50 la hora”.
Así que, no. No hago compras por Internet y no sabría ni dónde meter un submarino ruso. Lo único que sé es que si acceder a productos de venta online no fuera tan complicado, por ahí Echegaray podría cambiar sus vasos de plástico para fin de año por un buen juego de copas de cristal, y que tendrían un poco más de posibilidades de repetir el contundente triunfo en la Antártida.
Fuente: http://martujohansen.wordpress.com/2014/01/22/dile-a-la-afip-que-compras-y-te-dira-quien-eres/
Saludos

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