La inmensa popularidad internacional que atesora la cocina italiana no la impide ser una gran desconocida. La facilidad a la hora de exportar sus pastas y pizzas y su conversión en las reinas del fast food ha dado como resultado un proceso de canibalización sorprendente.
La cocina de la bota de Europa no sólo está regada de aquellos alimentos, carpaccios y risottos, sino que muy al contrario se define por sus aceites, sus vinos, sus lácteos y una huerta muy apreciada.
En Madrid ya hay un par de sitios donde degustar una cocina italiana que va más allá de ser la alegría de los más pequeños de la casa, que profundiza en los fogones trasalpinos y deja bien a las claras que la creatividad no tiene fronteras.
Uno es el Caput Mundi, que recrea el ambiente del antiguo lujo imperial romano combinándolo con lo mejor de la cocina trasalpina y lo más laureado de sus bodegas.
Caso aparte es Ars Vivendi, probablemente el mejor italiano del país y mesa consolidada dentro de la alta cocina madrileña, sea cual sea su procedencia.
Una buena opción para comer, conocer y, de paso, mostrarse originales en la elección del local.
BUENO ME DIO MUCHA HAMBRE
ME VOY A COMER
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