Por Leandro Berubi y Martín Rubino (enviados especiales de tycsports.com)
En medio de una compleja situación futbolística y con el pasaje al Mundial de Sudáfrica en duda, el público dijo presente en la cancha de River para apoyar a la Selección y presionó de manera constante por el ingreso de Martín Palermo. Luego de la desazón que reinaba por el empate de Perú, la hinchada argentina estalló en euforia e idolatró al héroe de una dramática jornada.
El respeto total del estadio hacia el minuto de silencio por la muerte de Mercedes Sosa fue coronado con una ola de aplausos unánime. Después de ese merecido homenaje a la tucumana, apareció el respaldo a Maradona: “Olé, Olé Olé, Diego, Diego”. Cuando el técnico agradeció con un saludo, el canto se potenció proporcionalmente.
Más allá de la gran cantidad de gente, el aliento fue pobre durante gran parte del primer tiempo. Sólo había un sector vinculado a la hinchada de Boca que aportaba el calor de su tambor y varios hits clásicos como “Volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como en el 86”. El resto del público no se manifestaba en exceso a menos que la pelota la tocara Heinze. En ese caso, una silbatina nítida se burlaba de cada intervención del defensor.
En medio de la fricción ante la marca peruana y la falta de juego ofensivo, el grito por Palermo llegó casi por decantación. A los 27 minutos, se escuchó el primer pedido explícito por el artillero de Boca. Luego, también se percibió el “Pongan más huevos”, mientras que pisando los 36 minutos otra vez se reclamó por el Loco. Tras el final del periodo inicial, el abucheo hacia la respuesta de los jugadores fue muy marcado, así como la tercer gran demanda por el Titán, que se relamía camino al vestuario.
El segundo tiempo arrancó con Palermo entre los 11 y en los primeros segundos se sucedieron algunas jugadas peligrosas cercanas al arco de Romero que despertaron el temor. Pero el gol de Higuaín derribó las dudas y el contagio posterior fue potente. “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, no va al Mundial”, coreaba el Antonio Vespucio Liberti. Después, llegaron los primeros “ole” y el histórico “Vamos Argentina, vamos a ganar, que esta banda quilombera no te deja de alentar”.
No obstante, la algarabía detallada se esfumó a medida que el equipo dejó agrandar a Perú. Entonces, la gente activó el “Movete, Argentina, movete, movete y dejá de joder…” y se vivieron los minutos de mayor aliento, en el medio de una lluvia torrencial. La fiesta se transformó en una pesadilla tras el gol visitante. Las caras de incredulidad e impotencia se multiplicaron. El Mundial parecía muy lejano.
Pero Palermo apeló a su mística y cambió la historia con un gol que resucitó a todos en pleno temporal. La ovación, con sabor a gratitud y devoción, fue toda para ese goleador único, el salvador. El pitazo final de Ortubé le dio rienda suelta al desahogo, poco importó la pobre imagen exhibida. “Palermo, Palermo”, aún se escuchaba en las adyacencias de Núñez un par de horas después del duelo. Un grito para guardar en la historia, un agradecimiento eterno.

Jugador del partido:
Palermo..
Cualquier guionista de Hollywood no le llega ni a los talones a Martín Palermo, el hombre capaz de escribir las historias más emocionantes del fútbol mundial. El goleador sumó un nuevo capítulo, el final deberá seguir esperando. Esta vez fue con la camiseta de la Selección Argentina, frente a Perú en el Monumental, en una fecha clave de las Eliminatorias. A los 47 minutos del segundo tiempo, en medio de una lluvia torrencial, en un estadio con los nervios de punta y con el Mundial alejándose, el Titán marcó el segundo tanto y desató la locura.
Cuando la tarde empezaba a marcharse en Buenos Aires y la voz del estadio dio a conocer la formación de la Selección Argentina, el futbolista más aplaudido, incluso por encima de Lionel Messi, fue Palermo, el hombre que bate récords con la camiseta de Boca y ya es querido y respetado por todos. El Loco trascendió la frontera de los colores y se convirtió en el jugador del pueblo, como en otro momento lo fue Gabriel Batistuta.
A los 27 minutos del primer tiempo, cuando el combinado nacional no encontraba la manera de vulnerar la barrera defensiva peruana, retumbó por primera vez en el Monumental el “Palermo, Palermo, Palermo”. Bajó como un grito de protesta por el flojo rendimiento del equipo y como un cántico esperanzador. Nueve minutos más tarde se escuchó la misma música en Núñez y la historia se repitió cuando el árbitro boliviano René Ortubé marcó el final de la primera parte.
Ingresó en el inicio del complemento, con la camiseta número 18 y todo el respaldo de la multitud. El gladiador pisó el Coliseo dispuesto a dejar su huella y calmar a las almas que clamaban por una victoria. Reemplazó a Enzo Pérez y se instaló en el área junto a Gonzalo Higuaín. Vio de cerca cómo el Pipita abrió el marcador y aportó su habitual entrega, aunque no entró mucho en contacto con la pelota.
Un diluvio se apoderó del Monumental y los peruanos empataron sobre la hora, por lo que estaba todo dado para que Palermo escribiera un nuevo capítulo de su película. Todos los que estaban en el estadio lo presentían. Hasta el propio Palermo lo habrá pensado. A los 47 minutos, el Loco se encontró con un balón que cruzaba el área y lo mandó al fondo de la red con un toque preciso. Estalló la cancha de River, explotó Maradona y el nueve de Boca inmortalizó un grito de gol que quedará grabado para siempre.


Ahora a pensar en uruguay
Sin tiempo para festejar la agónica victoria frente a Perú, en el estadio Monumental, la Selección Argentina ya empieza a pensar en el encuentro del próximo miércoles ante Uruguay, por la última fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, en el que se jugará su clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010.
El representativo nacional volverá a trabajar en el predio de Ezeiza, desde las 16.30, y Diego Armando Maradona comenzará imaginar el equipo que pondrá en el Centenario. La única certeza en cuanto a cambios es la vuelta de Juan Sebastián Verón, quien ya cumplió con la fecha de suspensión que adeudaba. ¿Por quién entrará?
Otro de los interrogantes está relacionado con la posible convocatoria de un nuevo jugador. El desgarro de Pablo Zabaleta llevó a la improvisación de Jonás Gutiérrez como lateral derecho, pero ofensivamente Uruguay no será Perú. Por eso, el entrenador evalúa la posibilidad de llamar a un futbolista, que debe ser del medio local, y los candidatos son dos: Clemente Rodríguez e Ignacio Canuto.
En tanto, le realizaron estudios a Martín Palermo para conocer el grado de lesión en su nariz y se supo que no padece una fractura sino sólo un desvío, lo que le permitirá estar disponible ante Uruguay. ¿Será titular?

Diego:

